Argentina, reconocida como el principal exportador global de harina y aceite de soja procesada, ha comenzado a importar soja desde Estados Unidos, un hecho inusual que no ocurría desde 2019. Esta decisión responde a una combinación de factores que están afectando seriamente la cadena de producción agroindustrial del país.
El principal motivo es la escasez de granos disponibles en el mercado interno, resultado de una sequía histórica que golpeó duramente la cosecha en los últimos años. A esto se suma un aumento considerable en los precios locales de la soja, que ha llevado a los grandes procesadores y exportadores argentinos a buscar materia prima fuera del país para poder mantener sus plantas funcionando.

Según operadores del mercado agrícola, la soja estadounidense es actualmente más competitiva para ciertas industrias nacionales, a pesar de los costos logísticos. Esto marca un cambio significativo en el comercio agrícola de Argentina, que históricamente ha tenido un superávit de soja, exportándola sin necesidad de importaciones.
El ingreso de granos extranjeros no sólo impacta en los números del comercio exterior, sino que también plantea preguntas sobre la sostenibilidad del modelo agrícola argentino y la necesidad de políticas que garanticen el abastecimiento interno sin afectar las exportaciones.