Una de las navieras más grandes del mundo, «Oceanic Global Freight», con sede en Singapur, se declaró sorpresivamente en bancarrota este miércoles, provocando un efecto dominó que amenaza con generar una nueva crisis en la cadena de suministro global. Cientos de sus barcos cargados con mercancía han quedado varados en aguas internacionales.
Barcos Fantasma
El problema es mayúsculo: al declararse en quiebra, la empresa no puede pagar las tasas portuarias, el combustible ni los salarios de la tripulación. Como resultado, cientos de puertos en todo el mundo se niegan a permitir el atraque de sus barcos. Esto ha creado una flota de «barcos fantasma» anclados en el mar, con toneladas de productos (desde electrónicos hasta alimentos) que no pueden ser descargados y tripulaciones que no pueden volver a casa.
Riesgo de Desabastecimiento
Expertos en economía global advierten que si la situación no se resuelve rápidamente, podría haber un serio riesgo de desabastecimiento de ciertos productos y un inevitable aumento de precios por la disrupción logística. La quiebra de la naviera expone la fragilidad de una cadena de suministro global que aún no se había recuperado del todo de la crisis post-pandemia.