Las arcas provinciales están sintiendo el ajuste más que nadie y la paciencia llegó a su fin. Con una caída en la coparticipación que duplica el retroceso de la recaudación nacional, los gobernadores de todo el país encendieron las alarmas y le han puesto sobre la mesa una propuesta de alto voltaje al gobierno de Javier Milei: barajar y dar de nuevo con todo el sistema de impuestos.
La respuesta de la Casa Rosada no se hizo esperar y, si bien se muestran abiertos al diálogo, pusieron una condición que podría cambiar la estructura tributaria de Argentina para siempre: eliminar el polémico impuesto a los Ingresos Brutos.
El Origen del Conflicto: Cuentas que no Cierran
Los números son elocuentes y explican la urgencia de las provincias. En lo que va del 2024, la recaudación de impuestos nacionales cayó un 4% en términos reales. Sin embargo, la porción de esa torta que se gira automáticamente a las provincias —la coparticipación— se desplomó un 8%.
¿Por qué esta diferencia? Porque las reglas fijas de la coparticipación se aplican sobre impuestos específicos (como el IVA y Ganancias) que fueron los que más sufrieron el impacto de la inflación y la recesión. Ante esta asfixia financiera, los gobernadores se reunieron en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y, en una movida calificada como «sana e inédita», en lugar de mendigar recursos o iniciar juicios, propusieron rediscutir de raíz el acuerdo fiscal.
La Contrapropuesta de Milei: Chau Ingresos Brutos
El gobierno de Javier Milei parece estar de acuerdo en que el sistema actual no va más, pero tiene su propia agenda. La condición innegociable para sentarse a hablar de un nuevo reparto es ponerle fin a uno de los impuestos más criticados por el sector productivo: Ingresos Brutos.
La propuesta que se baraja en la Nación es la creación de un nuevo Impuesto al Valor Agregado (un «Súper IVA«) que unifique la carga tributaria, sea más competitivo y elimine las «aduanas interiores» que genera Ingresos Brutos. Se abre así una negociación histórica que podría derivar en la reforma impositiva más profunda de las últimas décadas, con los gobernadores buscando fondos frescos y el Presidente persiguiendo una de sus grandes promesas de campaña.
