En una jugada que combina negocios, branding y una fuerte dosis de política, la Organización Trump, liderada por los hijos del expresidente, Eric Trump y Donald Trump Jr., ha anunciado su ingreso a la industria de la telefonía con el lanzamiento de «Trump Mobile». La presentación, que coincidió con el décimo aniversario del anuncio de la primera candidatura presidencial de Donald Trump, incluye la promesa de un celular «patriota», un plan de servicios con beneficios únicos y el objetivo de competir con gigantes como Apple.
El proyecto representa una nueva diversificación para el imperio familiar, que busca expandirse más allá de los bienes raíces hacia sectores como las criptomonedas, los medios digitales y, ahora, el mercado móvil.
Un Celular ‘Patriota’ Chapado en Oro
El producto estrella de Trump Mobile será el teléfono T1, que saldrá a la venta en septiembre por 499 dólares. Su diseño es fiel al estilo Trump: el sitio web oficial muestra un celular chapado en oro con una bandera de Estados Unidos grabada en la parte trasera, destacando que los dispositivos serán «fabricados y reacondicionados en EE. UU.».
El plan telefónico que lo acompaña también está cargado de simbolismo: por US$ 47,45 al mes —un claro guiño a Trump como el 45.° y potencial 47.° presidente—, los usuarios obtendrán datos, mensajes y llamadas ilimitadas a más de 100 países. Además, el servicio incluye beneficios poco comunes en la industria, como acceso a telemedicina 24/7 sin costo extra y asistencia en carretera.
¿Jugada de Marketing o Negocio Real?
«Uno de los sectores donde percibimos un desempeño mediocre es la industria móvil», afirmó Donald Trump Jr. durante el anuncio, justificando la incursión como una oportunidad de mercado. Sin embargo, la letra chica del proyecto revela un matiz importante.
A pesar del gran anuncio desde la Torre Trump, el propio sitio web de Trump Mobile aclara que «los productos y servicios no están diseñados, desarrollados, fabricados, distribuidos ni vendidos directamente por la Organización Trump». Esto sugiere que, más que un desarrollo tecnológico propio, se trataría de un acuerdo de licencia o un producto de «marca blanca», una estrategia de marketing brillante para capitalizar la lealtad de su base de seguidores y vender un paquete de servicios preexistente bajo una marca potente y con un fuerte mensaje nacionalista.
