En una de las acciones más audaces y polémicas de la escalada bélica, un ataque aéreo de Israel impactó directamente en el edificio principal de la TV iraní (IRIB) en Teherán. El momento exacto del bombardeo quedó capturado y fue transmitido en vivo, mientras una periodista realizaba una editorial crítica contra el gobierno israelí, en una imagen que ya recorre el mundo.
La acción representa un nuevo y peligroso capítulo en el conflicto, llevando la guerra directamente a los centros de comunicación y propaganda de ambos bandos. A pesar de los severos daños, el canal estatal logró reanudar sus emisiones horas después desde una ubicación alternativa.
El Ataque que se Vio en Todo el Mundo
La secuencia es impactante. Durante una transmisión en directo, mientras la periodista hablaba a cámara, el estudio comenzó a temblar violentamente, seguido por el estruendo de una explosión cercana. La imagen se cortó abruptamente y la señal pasó a negro, dejando en evidencia que la sede de la televisión estatal había sido alcanzada.
Fuentes en Teherán calificaron el hecho como un «bárbaro ataque terrorista» y un atentado directo contra la libertad de prensa, acusando a Israel de intentar silenciar la voz de Irán en medio del conflicto.
Censura de Guerra o Blanco Legítimo: Las Dos Versiones
La comunidad internacional reaccionó con preocupación, especialmente las organizaciones de periodismo, que condenaron el ataque a un medio de comunicación. Sin embargo, fuentes militares de Israel habrían justificado extraoficialmente la acción, argumentando que el edificio no solo funcionaba como un centro de medios, sino también como una «unidad de propaganda y comando» de la Guardia Revolucionaria iraní, considerándolo un «blanco militar legítimo».
Esta dualidad de versiones pone de manifiesto la complejidad de la guerra moderna, donde la información y la comunicación se han convertido en un campo de batalla tan crucial como el territorio físico. A pesar de los daños, la rápida reanudación de las transmisiones fue presentada por Irán como un acto de «desafío y resiliencia» frente a la agresión.